miércoles, septiembre 26

Maldita muela

Dicen que todos los días debes vencer alguno de tus miedos. Pues ayer yo tuve que enfrentarme a uno. No crean que lo hice por poner en práctica ese consejo, lo que sucede es que antier me estuvo molestando la muela del juicio. En ese momento no le dí mayor importancia porque ya me había sucedido con anterioridad. Eso y el hecho de que la molestia nunca llegaba a mayores, al otro día estaba como si nada. Pero antenoche la maldita muela me hizo ver mi suerte. La molestia se convirtió en dolor, y pasé toda la noche sin pegar las pestañas porque ni con un par de aspirinas aminoró. No me quedó más remedio que ir con el dentista. Y precisamente eso es a lo que le tengo pavor.

La sola idea de que me inyecten la anestesia me hace temblar, por no mencionar que no me agrada para nada imaginar que me quitan algún diente. Probablemente el miedo se deba a que en mi infancia me quitaron tres dientes de un jalón, so pretexto de que mis dientes definitivos tuvieran espacio para salir. Con ese antecedente, me imaginaba lo que debería ser que te quiten una muela.

En fin, que ahora me encuentro con una muela menos y tomando medicamentos. Por lo menos el maldito dolor desapareció. Y lo que seguramente ya saben; ni irritantes ni grasas en lo que cicatrizo.

Con las ganas que tengo de unos tacos de canasta...

miércoles, septiembre 19

Esclavo del reloj


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Cargado originalmente por pacoguevara
Últimamente me he encontrado muy ocupado. Entre el trabajo y la escuela casi no queda tiempo de hacer las pequeñas cosas que disfruto.

Caminar bajo la lluvia -aunque en esta ciudad hacer esto no es muy recomendable- siempre me produce una alegría indescriptible. Será que me recuerda mi infancia. Salir, tomar la bici y pedalear sintiendo el agua empaparme hasta los huesos.

Leer. Aunque leo bastante, no es lo mismo hacerlo por simple placer que hacerlo por obligación. A contrarreloj no se disfruta.

Escribir. Y lo he dejado de lado. Aparte de escribir los controles de lectura y los ensayos de la escuela, ya no lo hago mucho. La lista podría seguir, pero ni a ustedes les importa ni a mi me alcanza este espacio para ponerla completa.

El reloj. La falta de tiempo. ¿Como fué que llegué a ser esclavo del primero y sufrir de lo segundo? Sufrirlo al grado de descuidar a quienes me aprecian. Nuevo propósito -sí, tengo una lista de ellos-: encontrar el tiempo para las cosas que disfruto.

Maldita sea, ya se me hizo tarde...

**Escuchando: Goodbye my lover - James Blunt **