Últimamente me he encontrado muy ocupado. Entre el trabajo y la escuela casi no queda tiempo de hacer las pequeñas cosas que disfruto.
Caminar bajo la lluvia -aunque en esta ciudad hacer esto no es muy recomendable- siempre me produce una alegría indescriptible. Será que me recuerda mi infancia. Salir, tomar la bici y pedalear sintiendo el agua empaparme hasta los huesos.
Leer. Aunque leo bastante, no es lo mismo hacerlo por simple placer que hacerlo por obligación. A contrarreloj no se disfruta.
Escribir. Y lo he dejado de lado. Aparte de escribir los controles de lectura y los ensayos de la escuela, ya no lo hago mucho. La lista podría seguir, pero ni a ustedes les importa ni a mi me alcanza este espacio para ponerla completa.
El reloj. La falta de tiempo. ¿Como fué que llegué a ser esclavo del primero y sufrir de lo segundo? Sufrirlo al grado de descuidar a quienes me aprecian. Nuevo propósito -sí, tengo una lista de ellos-: encontrar el tiempo para las cosas que disfruto.
Maldita sea, ya se me hizo tarde...
**Escuchando: Goodbye my lover - James Blunt **
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