Dicen que todos los días debes vencer alguno de tus miedos. Pues ayer yo tuve que enfrentarme a uno. No crean que lo hice por poner en práctica ese consejo, lo que sucede es que antier me estuvo molestando la muela del juicio. En ese momento no le dí mayor importancia porque ya me había sucedido con anterioridad. Eso y el hecho de que la molestia nunca llegaba a mayores, al otro día estaba como si nada. Pero antenoche la maldita muela me hizo ver mi suerte. La molestia se convirtió en dolor, y pasé toda la noche sin pegar las pestañas porque ni con un par de aspirinas aminoró. No me quedó más remedio que ir con el dentista. Y precisamente eso es a lo que le tengo pavor.
La sola idea de que me inyecten la anestesia me hace temblar, por no mencionar que no me agrada para nada imaginar que me quitan algún diente. Probablemente el miedo se deba a que en mi infancia me quitaron tres dientes de un jalón, so pretexto de que mis dientes definitivos tuvieran espacio para salir. Con ese antecedente, me imaginaba lo que debería ser que te quiten una muela.
En fin, que ahora me encuentro con una muela menos y tomando medicamentos. Por lo menos el maldito dolor desapareció. Y lo que seguramente ya saben; ni irritantes ni grasas en lo que cicatrizo.
Con las ganas que tengo de unos tacos de canasta...
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